Ya hemos visto en el blog que los bocadillos siguen siendo auténticas estrellas de nuestra gastronomía. En realidad, de la gastronomía mundial. Los hay para todos los gustos, incluso hay gente que se hace bocatas con las sobras de las comidas o cenas y el resultado es bueno. Son los llamados bocadillos de sobras o de aprovechamiento.
Teniendo pan fresco, casi todo se puede meter ahí dentro. No queremos decir con esto que caigáis en las “marranadas deliciosas”, véase: bocadillo de Nocilla con queso, salami con mantequilla o panceta con ralladura de Kit-Kat (sabemos que hay quien lo hace). Los bocadillos de sobras son otra cosa. ¿Nunca habéis escuchado hablar del bocadillo de albóndigas? Es un espectáculo. Si os sobran albóndigas, bajad a la panadería, comprad pan fresco, dejad caer la salsa en él y metedle las albóndigas. ¡Es una locura!
También está ese trozo de tortilla que te sobró del día anterior. Hay gente que reutiliza el cocido que lo sobra para hacerse un bocata, sobre todo si sobró algún chorizo. ¿Calorías? Ya, ¡pero qué placer! Otra opción es el bocata de milanesa. En verano la milanesa es uno de los platos camperos más socorrido; si sobra, al pan.
Hemos visto por ahí bocadillos de fideos o de lasaña –no nos han convencido- e incluso bocadillos de pimientos de padrón. ¿Qué os parece? Como os toque el picante ya la tenéis liada. Uno de nuestros preferidos es el bocadillo de chorizo criollo que ha sobrado de la barbacoa. Así, frío, pero todavía crujiente, es una cosa muy rica.
Los bocadillos son un mundo. Hay incluso personas que los quieren tanto que no permiten que nadie les robe un trozo, ni siquiera que se lo pida por favor. Los bocadillos de sobras son también un manjar por el que te puedes volver loco. ¿O no recordáis el cabreo de Ross el de Friends?