Os contamos cuáles son las diferencias entre carne roja y carne blanca, una duda que seguramente os habéis planteado en más de una ocasión.
No es raro oír hablar de si la carne roja esto, de si la carne blanca esto otro, que si una es buena para la anemia, que si la otra lo es para cuando tienes el colesterol alto, pero es fácil que no tengamos muy claro a qué tipo pertenecen algunas carnes y tampoco es intuitivo saber cuáles son las diferencias entre carne roja y carne blanca, así para los que aún estéis un poco perdidos con el tema, en este post lo vamos a aclarar.
Cuando se habla de carne roja, de lo que se está hablando es de carne que puede ser de ternera, vaca, buey, toro, jabalí, liebre, etc.
El pollo, el pavo y el conejo se consideran carne blanca.
Y ahora estáis pensando que nos hemos olvidado del cerdo, pues bien, a pesar de todas las confusiones que hay con este tema según INTERPORC (Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca) y según ANICE (Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España) la carne de cerdo se considera carne blanca en todos los casos.
Cuáles son las diferencias entre carne roja y carne blanca
La diferenciación de una carne como carne blanca o roja se asocia básicamente a su color. Este depende de la forma química bajo la que se encuentre la proteína mioglobina que está presente en las fibras musculares y es la encargada de transportar el oxígeno necesario para el funcionamiento del músculo.
Relacionada directamente con el contenido en mioglobina, se encuentra la diferencia entre las carnes rojas y blancas por el contenido en hierro, siendo mayor en las carnes rojas. Por otro lado, la diferencia nutricional fundamental entre carne roja y carne blanca es la cantidad y calidad de la grasa que contienen, mucho menor en las carnes blancas.
Carne roja
La carne roja debe su nombre a su color, ya que posee un alto contenido en mioglobina, un pigmento muy rico en hierro. Pero no todo son ventajas, pues también se trata de una carne con más purinas, algo a evitar por quienes deben controlar el ácido úrico. Es mucho más jugosa que la blanca, pero esto es porque su aporte de grasas es mayor, incluido el de grasas saturadas, por lo que abusar de su consumo no es aconsejable y menos aún para quienes tienen el colesterol alto.
Carne blanca
La composición nutricional de la carne blanca, en este caso del cerdo, varía según el corte de que se trate. Los cortes magros de la carne de cerdo presentan un bajo aporte calórico, 104 kcal por cada 100 gramos de lomo de cerdo, proteínas de alto valor biológico, y un moderado aporte graso en el que priman los ácidos grasos insaturados. Además, contiene zinc, fósforo o potasio como minerales más destacados, y se caracteriza por su contenido en vitaminas del grupo B como la B1, B3, B6 y B12.
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Y aunque pueda parecer que la carne blanca es más saludable que la roja, las dos tienen sitio dentro de una dieta equilibrada, siempre y cuando procuremos consumir carne blanca una media de 3 veces por semana y carne roja una media de 4-5 veces al mes.