¿Crees que comer sano y pasar hambre son sinónimos? Pues olvídate de eso cuanto antes. Sigue leyendo y te demostraremos que puedes comer ensalada todas las veces que quieras y no pasar ni pizca de hambre.
Come mucho pero bien
Ya estamos todos suficientemente informados para saber que una dieta sana nunca debe implicar pasar hambre. No quedarnos saciados conlleva ansiedad, mal humor, que caigamos en comida basura y, lo peor, riesgos para nuestra salud física y mental.
Hay muchísimas alternativas saludables para nuestra planificación de las comidas diarias, pero mientras dure el buen tiempo, creemos que lo que más nos puede apetecer son platos frescos como la ensalada.
Las ensaladas no se reducen a un triste tomate con las cuatro hojas de lechuga oxidadas que nos quedaban en el fondo de la nevera. Muy al contrario, hay un montón de ensaladas originales con las que podemos estar bien alimentados, saciados y de muy buen humor. Con unas pautas de alimentación adecuadas, puedes comer mucho y bien y notar una mejoría en tu peso y en tu salud.
Ensaladas sanas para no pasar hambre
Ensalada de requesón y jamón con arena de frutos secos y galletas saladas
El nombre es de, mínimo, 2 estrellas Michelín, lo sabemos. Pero es una ensalada súper sencilla, resultona y, lo mejor, saciante y nutritiva.
- Haz un majado en un mortero con 2 galletas saladas tipo cracker y tus frutos secos favoritos. Colócalo en la base del plato.
- Corta tomates cherry por la mitad y ponlos también en la base, por encima de la tierra que has preparado para que vayan soltando juguito.
- Con las manos, rompe el requesón, las lonchas de jamón serrano y alguna hoja de tu verdura para ensalada favorita. En nuestra opinión, la espinaca le queda estupendamente. Un buen chorro de aceite, un puntito de sal y, si te apetece, muele pimienta negra.
Ensalada tibia de guisantes, zanahoria y panceta
- Cuece los guisantes y la zanahoria para que queden al dente y déjalos enfriar. Mientras tanto, saltea unas tiras de panceta, retira, y ponlas sobre papel de cocina.
- Corta un poquito de cebolleta fresca en trozos pequeñitos y mézclalo todo en un bol.
- Riega con aceite de oliva, corrige de sal y rompe alguna hoja de perejil fresco.
Ya ves que no hay excusas para estar todo lo que quede de verano comiendo ensaladas y no pasar ni un minuto de hambre.