Llevas toda la vida escuchando hablar del jamón serrano. Preparándote riquísimos bocatas con él, llevándolo al recreo, montando tablas de embutidos o simplemente soltándolo sobre una tostada crujiente de pan. Pero, ¿qué sabes del jamón?
El jamón serrano forma parte de la historia de España y es una de sus marcas de identidad internacionales más apreciadas. Siempre se nos asocia con él, y por algo será. Pero, ¿cuál es el origen del jamón serrano?
Los orígenes del jamón serrano
Dicen los expertos que el cerdo entró en la Península Ibérica de manos de los fenicios. Estamos hablando del siglo II a.c., cuando se asentaron en Cádiz por primera vez. Aquí es cuando podríamos empezar a hablar de todo lo que nos ofrece el cerdo (recordar que de él se aprovechan “hasta los andares”).
¿Y el jamón serrano? Eso parece que es más difícil pero se asocia con los romanos y también con una leyenda a la que hay que darle, como sabéis, la credibilidad que hay que darle. Os la contamos: se dice que el jamón serrano surgió por casualidad, cuando un cerdo cayó a un arroyo de aguas muy saladas y se ahogó. El animal fue rescatado por unos pastores de la zona que lo asaron para comérselo. Entonces descubrieron que la carne salada les resultaba más agradable. Lo fueron contando por ahí y, cada vez que se sacrificaba a un cerdo, se les metían las patas delanteras y traseras en agua con sal. Y así habría empezado todo. ¡Qué os parece!
Otras curiosidades del jamón serrano
Por qué se cuelgan los jamones
En muchos bares, restaurantes y bodegas puedes ver piezas de jamón colgadas del techo. La finalidad de esta costumbre es permitir una correcta ventilación del producto y conseguir que la humedad desaparezca poco a poco, así como que el jamón gotee el exceso de grasa.
Quiénes lo consumen más
Los países de la Unión Europea son los mayores importadores de jamón serrano y jamón ibérico: se llevan el 80 % de nuestras exportaciones.
Qué propiedades tiene
El jamón tiene muchas propiedades beneficiosas para la salud. Nos aporta vitaminas, principalmente del grupo B y, sobre todo, B6. También, gran variedad de minerales: fósforo, calcio, magnesio, zinc… Y proteínas e hidratos de carbono.
Ahora que ya sabes más cosas sobre el jamón serrano, estamos seguros de que presumirás de sabiduría delante de los tuyos cuando lo estéis picoteando. ¡Apúntate el tanto! 😉
(Fuente: Mía)
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