“Que el señor conductor acelere, acelere, acelere”. “Queremos ir a 90 y luego al hospital”, “Un elefante se balanceaba…”, etc. ¿Quién no ha cantado alguna vez estas canciones cuando ha salido de excursión?. Las responsables de los mejores bocadillos para ir de excursión son las madres. Como el Día de la Madre ya está aquí, hemos querido recordarlas contando esto.
Cuando nos íbamos de excursión en el colegio, era nuestra madre la que se levantaba a horas intempestivas para hacernos el bocadillo. Se iba el día antes al súper, compraba el mejor embutido fresco y un rollo nuevo de papel de aluminio. Algunas compraban el pan a última hora del día siguiente después de haber pactado con la panadería la reserva de pan fresco; otras, más sacrificadas, se levantaban a las tantas para ir a buscar el pan recién salido del horno mientras tú dormías.
Se metía en la cocina intentando no hacer mucho ruído y empezaba a preparar el bocata: bocadillo de jamón serrano, de chorizo, de salchichón,… Hay algunas madres que se salían un poco de la línea del bocadillo de toda la vida y encendían los fogones para preparar bocadillos de tortilla de patatas, de tortilla francesa, de pechuga de pollo o bistec rebozado. Nos parece bien. Aún así, el bocadillo de pan fresco con un buen embutido, el bocadillo de siempre, es nuestro preferido.
Tú te levantabas y ya tenías todo listo en la mochila. Después montabas en el bus y, no sabes por qué, el hambre te entraba antes de lo previsto, el bocadillo de tu madre te llamaba antes de lo previsto. Los bocadillos de tu madre tienen imán. A la hora de la merienda, las frases más escuchada era: “¿El tuyo de qué es?”, “A mi mi madre me lo hizo de…” o “¿Me das un poco?”. Cuando desenvolvías el bocata y lo llevabas a la boca, pensabas: “Gracias, mamá”.