Se acerca San Xoán, una de las noches más mágicas que se celebran en Galicia. Las sardinas y el churrasco siguen acaparando los paladares pero hay otra cosa que también sabe a fuego y que se está implantando: el choripán en San Xoán también “pinga no pan”.
A lo mejor no os lo creéis pero dicen que el origen del choripán es argentino y ¡se remonta al siglo XIX! Cuentan que los gauchos de las zonas rurales empezaron este hábito y después se fue popularizando en las ciudades. En Argentina, el choripán caló tanto que hay puestos callejeros que los venden. Ojo a esto: Se calcula que en la Argentina se consumen unos 600 millones de choripanes por año, un promedio de 15 por persona. Aquí ya hace tiempo que está instalado; sobre todo, el choripán en San Xoán, con ese sabor tan característico a brasas, es una de las opciones más recurridas.
Es que meter un buen chorizo entre dos rebanadas de pan fresco es un lujo. Ese momento en el que le pegas el mordisco, cruje el pan, el chorizo se rompe y empapa la miga no entendemos cómo todavía no ha sido considerado pecado. El chorizo es un producto sencillo pero que vale para todo y nunca defrauda y menos si lo metes en un buen pan. Ahora que las sardinas van por las nubes, mucha gente recurre al choripán para comer con amigos pegados al fuego purificador de San Xoán. Una cerveza fría o un buen vino y a disfrutar del “boliño” o “preñado” –también se le llama así- rodeado de los que mejor te caigan.