Si la carne es buena, no se le debe echar salsa, dicen los entendidos. Bueno, a ver, tampoco es así la cosa: hay salsas y salsas. Hay salsas para barbacoa que son una auténtica gozada. Nadie dice que untes la carne con ellas pero tenerlas al lado por si acaso siempre esta bien. Te damos algunas ideas.
El archiconocido chimichurri. Proviene de Argentina, paraíso de la parrillada, como ya sabéis. En España lleva tiempo ya bastante arraigada. Es una salsa de consistencia líquida, muy condimentada y cuyos ingredientes fundamentales son perejil, orégano, ajo, vinagre, aceite, ají molido y un poco de sal. Esta salsa tiene la cualidad de realzar el sabor de la carne.
La romesco. La salsa romesco es una salsa típica de Cataluña, concretamente de Tarragona. Lleva pan, tomate, ajo, pimientos rojos secos, almendras tostadas y aun aliño de romero, aceite, vinagre sal y pimienta. Aunque la veais así de rojo pasión, no es tan fuerte como parece.
La salsa tártara. Esta maravilla es un clásico. Contiene mayonesa, mostaza y pepinillos en vinagre muy finamente picados; también alcaparras, aceitunas, cebollas y rábano. El nombre de esta salsa proviene de las tribus tártaras de Mongolia y, fuera de pedanterías, es ideal para las alitas de pollo a la brasa.
La muy puttanesca. Ya sabemos que la asociáis a la pasta pero probadla con unos buenos filetes a la parrilla. Sus ingredientes tradicionales son aceite de oliva, guindilla, filetes de anchoa, perejil fresco, orégano fresco, aceitunas negras, puré de tomate y ajo. Es fuertota, sí, pero os encantará.
Como veis, la salsa también es importante. Además de poder bailarla, podéis aplicarla con sentido a lo que os apetezca echar en la parrilla. ¡Asúcar!